Un estudio reveló que 146 de los 164 productos de "EdTech" utilizados pusieron en riesgo los derechos de los jóvenes o los infringieron activamente
Durante la etapa de aislamiento por la pandemia de COVID-19, algunos de los gobiernos de todo el mundo emplearon diferentes aplicaciones o herramientas de aprendizaje en línea, sin embargo, sus buenas acciones pusieron en riesgo los datos personales de millones de jóvenes en todo el mundo.
De acuerdo con un reporte publicado por Human Right Watch, se logró descubrir que muchas aplicaciones y servicios adquiridos o recomendados por el gobierno para el aprendizaje remoto en 2021 estaban recolectando activamente los datos de los niños o estaban involucrados en el monitoreo de sus actividades.
De las 164 plataformas educativas que se revisaron, 146 (89%) estaban involucradas en prácticas de datos que ponen en riesgo los derechos de los niños, contribuyendo a socavarlos o infringiendo activamente estos derechos.
Estos productos de aprendizaje fueron utilizados por sus desarrolladores para monitorear a los niños, en la mayoría de los casos en secreto y sin el consentimiento de los niños o padres, en muchos casos recopilando información personal, ubicación, actividades en clases, quienes son sus familiares. Además, sus datos personales se vendían con frecuencia a empresas de terceros.
196 empresas tuvieron acceso a datos de jóvenes estudiantes
Human Rights Watch identificó a 146 de las aplicaciones que revisó enviaban o otorgaban acceso a los datos de 196 empresas de terceros, y la gran mayoría de esa información llegaba a plataformas de tecnología publicitaria.
De tal manera que eran más empresas de publicidad que compraban los datos de los niños que empresas de tecnología que los recogían.
Apps educativas, en su mayoría no fueron diseñadas explícitamente para niños
Human Rights Watch señala que muchas de las herramientas recomendadas por los gobiernos para el aprendizaje en línea, incluidos Zoom, Microsoft Teams y Cisco Webex, no fueron diseñadas explícitamente para niños.
Pero incluso aquellos que lo eran, como ST Math, a menudo empleaban rastreadores que enviaban datos a compañías como Meta y Google que luego podían usarse para publicidad conductual.
Se analizaron 164 productos de 49 países, incluido México. Muchos gobiernos construyeron y ofrecieron directamente sus propios productos EdTech que violaron o pusieron en riesgo los derechos de los niños.
Te puede interesar: Este robot es el más pequeño del mundo y puede entrar por tu oreja sin que te des cuenta