Los nexos entre la industria militar de EUA y Activision Blizzard es más compleja y profunda de lo que muchos pensaron
Minttpressnews realizó una investigación al personal ejecutivo de Activision Blizzard, compañía detrás de la exitosa franquicia de juegos de disparos en primera persona Call of Duty, así como documentos obtenidos a través del acta estadunidense de libertad de la información para concluir que los títulos de Call of Duty no son neutrales, sino que consiste en una pieza de propaganda militar cuidadosamente orquestada por Estados Unidos para favorecer sus intereses de protección nacional.
En el pasado, se ha dejado constancia de infiltraciones por parte de espías de agencias gubernamentales de contrainteligencia y defensa nacional de EUA en videojuegos como World of Warcraft, como la NSA, CIA o FBI, sin embargo, las conexiones entre Call of Duty y la seguridad nacional del Estado de EUA sostienen una colaboración mucho más activa.
Algunos ejemplos que se mencionan en el reporte son un caso acontecido en septiembre de 2018, cuando la Fuerza Áerea de EUA transportó a un grupo de ejecutivos de la industria del entretenimiento, incluyendo al productor Coco Francini de la división de Call of Duty en Activision, a sus cuarteles en Hulburt Field, Florida. La razón explícita de la reunión fue mostrar el hardware militar a las compañías invitadas y que la industria en general tuviera más partidarios a la maquinaria de guerra de EUA.
"¡Tenemos a varias personas trabajando en súper producciones del futuro (piensa Marvel, Call of Duty, etc), reunidos en este viaje!", escribió un oficial de la Fuerza Aérea. En un correo electrónico filtrado, se dejó en claro la reunión buscaba dar a los productores "más poderosos" una aproximación más inmersiva al comando de operaciones de las Fuerzas Aéreas Especiales de EUA. En específico, de su personal de tácticas especiales así como sus capacidades tanto en el aire como en la tierra.
"Ésta es una gran oportunidad para educar a esta comunidad y hacer de ellos partidarios más creíbles para nosotros en la producción de las siguientes producciones fílmicas/televisivas sobre las Fuerzas Aéreas y nuestras comunidad de Tácticas Especiales", escribió uno de los directivos de esta rama militar.
Como parte de las exhibiciones, a Francini y compañía se les mostraron helicópteros CV-22 así como aviones AC-130 en acción. Ambos terminaron plasmados en los juegos de Call of Duty.
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Una asociación más antigua
La colaboración entre Call of Duty y el ejército data de mucho tiempo atrás, pues en los documentos analizados, se encontró que el cuerpo de Marines de EUA estuvieron involucrados en la producción de Call of Duty: Modern Warfare 3 y Call of Duty 5. Los productores se acercaron en 2010 a esta rama militar para tener acceso a los vehículos hovercrafts, así como tanques y aeronaves C-130. Esta alianza se extendió a 2012 con Modern Warfare 4.
Según Tom Secker, documentalista encargado de abordar los vínculos del ejército con fines propagandísticos, afirmó que con este tipo de alianzas ayudan a que los militares ofrezcan retratos positivos y que estos contribuyan al reclutamiento de personas de interés, como expresó para el medio:
"Para algunos sectores demográficos de gamers, es un portal de recrutamiento, algunos juegos de disparos en primera persona tienen advertencias dentro de los mismos juegos...Incluso sin esta clase de esfuerzo de reclutamiento explícito, juegos como Call of Duty hacen ver a la industria de la guerra como algo divertido, excitante, un escape del ensimismamiento de sus vidas comunes".
En algunos casos, la injerencia de las fuerzas armadas de EUA llega al punto de cancelar proyectos que no comparten sus intereses. En 2010, productores de CoD se acercaron al Departamento de Defensa para consultar sobre un juego que se ambientaría en 2075, pero como este planteaba un conflicto problemático con China, Activision Blizzard tuvo que buscar otros conflictos alrededor del juego, abandonando la iniciativa por completo tras las objecciones de los militares.
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Ejecutivos con nexos directos en el ejército
Algunos de los miembros de Activision Blizzard también han fungido roles como oficiales de alto rango en el Estado, como Frances Townsend, consejera senior de la empresa. Previo a su rol de importancio en la empresa de videojuegos, Townsend dedicó su carrera a la seguridad nacional de EUA, trabajando como cabeza de inteligencia para la Guarda Costera y en roles contraterrorismo durante el mandato de Geroge W. Bush y de Donald Trump, así como pertenencia a otros grupos afines al militarismo norteamericano, como el Consejo del Atlántico (fundado por empresas armamentistas, la OTAN y el gobierno de EUA).
Por otro lado, Dave Anthony, a quien se le atribuye ser una pieza clave del éxito de Call of Duty, también forma parte del Consejo del Atlántico desde el 2014. Desde ese sitio, Anthony ofrece consejos sobre armamento del futuro y diseña estrategias para los próximos conflictos bélicos. Cabe destacar que Anthony no ha mostrado secrecía hacia su colaboración con las fuerzas armadas de EUA durante la producción de Call of Duty.
Dentro de estas personalidades de Activision Blizzard, también destaca su reciente adquisición como oficial administrador en jefe, Brian Bulatao, un excapitán y consultor de McKinsey & Company, quien también era oficial en jefe de operaciones para la CIA, rol que lo posicionaba como el tercero en rango dentro de la agencia. Tras ser una parte vital en la administración de Donald Trump, Bulatao dio el salto a los altos mandos de Activision Blizzard pese a no contar con experiencia en la industria del entretenimiento
Otros miembros con nexos al ejército en Activision son Grant Dixon, quien sirvió de 2003 a 2006 como consultor asociado para el presidente Bush, es el oficial en jefe en el área legal de Activision Blizzard; Brett Wahlin, agente de contrainteligencia del ejército de EUA, y Ángela Álvarez, quien hasta 2016 se desempeñó como una especialista de operaciones químicas para las fuerzas armadas.
Similitudes argumentales con hechos reales para distorsionar el discurso
Estas conexiones profundas con la seguridad nacional de EUA han contribuido a que durante décadas, se señalen mensajes de propaganda pro-EUA en los numerosos juegos de la franquicia, una de las más exitosas y concurridas de la historia. Uno de estos ejemplos son las similitudes del último título lanzado al mercado, Call of Duty: modern Warfare II, donde en la primera misión se encomienda lanzar un ataque de drones contra un personaje ficticio llamado General Ghorbrani, haciendo eco de la agresión ilegal de 2020 que se llevó a cabo contra el general iraní Qasssem Soleimani.
Como justificación para la misión del juego, se deja entrever que el general Ghorbrani se encuentra bajo influencia rusa, además de estar proveyendo de suministros a fuerzas terroristas. Esto contrata con el papel real de Soleimani, quien es considerado pieza clave de la derrota de ISIS en Oriente Medio, siendo llamado por medios occidentales como un héroe y según encuestas hechas en EUA, se le consideraba el líder más popular en la región, con 80% de los iraníes sosteniendo impresiones positivas sobre él.
Tras su asesinato, el gobierno de EUA argumentó que llevaron a cabo la ejecución de Soleimani porque iba a llevar a cabo un ataque terrorista contra estadunidenses. Sin embargo, el militar se hallaba en medio de unas negociaciones de paz con Arabia Saudita en Baghdad, Irak, a invitación expresa del primer ministro de Irak en aquel entonces, Adil Abdul-Mahdi, quien inclusive consultó a Trump su permiso para la reunión.
Este caso, así como otros testimonios de la franquicia (como la opción de matar a Fidel Castro en Call of Duty: Black Ops II en 2010, o la lucha de Call of Duty: Ghosts contra General Almagro, un líder socialista que tomó de base a Hugo Chávez), acrecentan la polémica de una franquicia que no sólo actúa como reclutamiento militar, sino también como un blanqueamiento de hechos verídicos a través de misiones jugables donde el jugador, más que llevarse una fantasía, se lleva un lavado de cerebro.
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