Los juegos clásicos de Windows no estaban por casualidad.
Cuando Internet no había alcanzado el esplendor del que goza actualmente y los juegos de ordenador destacaban por su rudimentario formato, Microsoft lanzó al mercado un paquete de videojuegos pensado para esas largas jornadas frente a la pantalla.
Uno de los más populares fue el Buscaminas, creado por Robert Donner en 1989. Este consistía en despejar todas las casillas del tablero, sin detonar las minas ocultas en el mismo.
Su innegable dificultad le convirtió en un juego de lo más adictivo y que cumplía el objetivo para el que había sido creado: entretener. Al menos eso pensábamos hasta ahora.
¿Cuál fue el verdadero propósito del Buscaminas?
El auténtico origen del Buscaminas, según ha revelado el medio digital Mental Floss, va más allá de su propósito de entretenimiento. Resulta que el juego fue diseñado por Robert Donner con el objetivo de que los usuarios se habituaran a hacer clic con mayor rapidez y precisión en los dos botones del dispositivo.
Sin embargo, otro juego también desempeñó un papel importante en el aprendizaje de habilidades básicas en la era digital: el Solitario.
¿Cuál fue el verdadero propósito del Solitario?
El Solitario, ese juego de cartas virtual, no solo se trataba de una forma de entretenimiento, sino que también tenía un propósito educativo.
Su función principal era enseñar a los usuarios a mover el puntero por toda la pantalla, normalizando el gesto de arrastrar y soltar. En una época en la que estos movimientos eran un desafío para los usuarios, el Solitario les permitía practicar y familiarizarse con estas acciones fundamentales en el manejo de las interfaces gráficas.
Otros juegos de computadora
Después del éxito del Buscaminas y el Solitario, Microsoft continuó con esta estrategia de juegos educativos y de aprendizaje.
Se lanzaron al mercado otros juegos como el Corazones y la Carta Blanca, cada uno con un propósito específico. El juego de Corazones, por ejemplo, fue diseñado para familiarizar a los usuarios con las redes locales y enseñarles cómo comunicarse con sus amigos a través de ellas.
Era como un sencillo tutorial del internet más primitivo, que introducía a los usuarios en las posibilidades de conectividad y comunicación.
Por otro lado, la Carta Blanca fue desarrollada con el objetivo de motivar a los usuarios a explorar y modificar las diferentes funcionalidades de sus ordenadores. Este juego les permitía experimentar y descubrir nuevas formas de utilizar sus dispositivos, fomentando así la curiosidad y el aprendizaje autodidacta.
Aunque actualmente estos juegos han quedado en el baúl de los recuerdos, reemplazados por avances tecnológicos más sofisticados y nuevas formas de aprendizaje digital, es importante reconocer su impacto en la era digital.
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