La industria funeraria ha desarrollado un sistema que acelera el proceso natural de desintegración de las células y no contamina el medio ambiente.
La industria funeraria ha desarrollado un nuevo método que no contamina el medio ambiente, para así dar paso a una nueva etapa inevitable de la vida, la muerte. Este nuevo proceso fue inventado en Canadá por la empresa Bio-Response Solutions, la cual ha se ha expandido a otras regiones como Europa y Latinoamérica, así como en el estado de Baja California y México.
Este proceso innovador se llama Aquamación, en donde se brindan grandes beneficios para el medio ambiente al utilizar un 90% menos de energía que la cremación tradicional y emite 160 veces menos de partículas finas, por lo que cumple con las regulaciones ambientales existentes.
¿Qué es la Aquamación?
Se trata de un proceso natural de desintegración de las células, el cual combina el agua y altas temperaturas que logran desintegrar el cuerpo, a través de un método físico-químico de hidrólisis, lo que vendría siendo el equivalente a las cenizas.
Diferencias entre aquamación y cremación
A diferencia de la cremación, en esta no hay emisiones de dióxido de carbono (CO2) al medio ambiente, además utiliza 90 por ciento menos de energía y emite 160 veces menos partículas finas, por lo que resulta un método sin contaminación, amigable con el medio ambiente y que cumple con las normas ambientales y de salubridad establecidas por las autoridades mexicanas.
¿Cómo funciona la aquamación?
Para lograr el proceso de hidrólisis es necesario un cilindro de acero inoxidable que es sellado herméticamente, en él se coloca el cuerpo y posteriormente se ingresa una solución de hidróxido de potasio y agua a 93°C (200°F).
El proceso de aquamación dura de tres a cuatro horas, hasta que lo único que queda es el sistema óseo. Al final los huesos son blandos, por lo que son triturados y entregados a la familia del difunto en una urna, similar a las cenizas de un proceso de cremación, un polvo muy fino y blanco.
El líquido residual no contiene ADN, y el procedimiento usa sólo el 10 por ciento de la energía que usa la cremación. De hecho, se ha comprobado que el agua que queda tras el proceso de aquamación es menos dañina al medio ambiente que el agua con jabón.
Muerte que no contamina
Este proceso podría ser un paso hacía un planeta sin contaminación, pues se ha comprobado que la cremación y la inhumación liberan una gran cantidad de contaminantes. Además de que los ataúdes de madera y de metal también generan un impacto negativo, ya que tardan en desintegrarse varios años.
Por ahora solo queda esperar a que la aquamación llegue a más países y se convierta en un servicio funerario como cualquier otro, destacando la conciencia ambiental. Cabe resaltar que también existe la opción de las urnas ecológicas sin contaminación, las hay a base de arena, sal, tierra e incluso con semillas para que crezcan árboles.
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