La misión del robot es recorrer el océano en busca de pistas que le ayuden a descubrir cómo las profundidades del océano procesan el carbono.
El equipo del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey (MBARI), en Estados Unidos, se ha encontrado estudiando la costa de California por siete largos años, con el único fin de comprender el ciclo global del carbono por parte de los organismos que viven en el fondo del océano.
Las investigaciones detallaron la importancia del reciclaje del carbono, puesto que está presente en la materia orgánica, como las plantas, animales muertos y sus desechos excretados. Sin embargo, esta investigación representa un desafío para el ser humano, debido a la dificultad para descender a las zonas más profundas del océano.
Pero donde hay voluntad, hay un camino y el robot submarino Benthic Rover II ha sido la clave para continuar esta investigación.
El rover mide la cantidad de fitoplancton y restos de plantas mediante la utilización de una luz azul, lo que provoca una fluorescencia en la clorofila.
Asimismo, es capaz de registrar la temperatura del agua y su concentración de óxido. Esto es importante, ya que puede medir la salida del dióxido de carbono de los organismos vivos que viven en el lodo.
Debido a que las ondas de radio no viajan por el agua, el rover envía sus datos mediante pulsos acústicos, los cuales son captados por un planeador, el que los transmite al equipo mediante un satélite.
En el documento, publicado en Science Robotic, el equipo destaca un gran descubrimiento realizado entre 2015 y 2020, donde Benthic presenció un significativo aumento en la cantidad de fitoplancton muerto y la materia vegetal que se hundió al fondo del mar, como también la disminución del oxígeno disuelto.
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