Arely Hernández tenía tres años cuando descubrieron su cuerpo en el sótano de una pequeña iglesia de San José, Estados Unidos, en septiembre de 2021.
Según el reporte policíaco, mostraba heridas en sus ojos, su cuello, en su cara y pecho.
Antes de su muerte, su madre, tío y abuelo le practicaron un exorcismo, pues creían que la niña estaba poseída por un demonio. Sólo porque se despertaba gritando por las noches.
Su abuelo, autoproclamado pastor de una iglesia local, convenció a la madre de Arely de que la pequeña necesitaba ser sometida para extraerle aquel espíritu malvado.
Durante 12 horas perpetraron sobre ella toda clase de atrocidades antes de que le quitaran la vida por asfixia. La mayoría de los actos consistieron en ahorcamientos.
Los implicados demoraron hasta dos horas en contactar a emergencias cuando la niña dejó de mostrar señales de vida.
Se defiende en YouTube
En fecha reciente, la madre de 25 años posteó un vídeo de 45 minutos donde se defendía de quienes criticaban su maternidad. En él, la mujer sonríe de forma resignada, como quien ya aceptó que su suerte está echada.
El metraje fue subida a su canal de YouTube, tan sólo seis días de ser acusada por el delito de la muerte de su hija. El tío y el abuelo de Arely no recibieron cargos por el crimen.
El mensaje al parecer iba dirigido a los 58 subscriptores del canal, el cual está bajo el nombre de otra persona.
"Puedo estar sentada aquí y ser negativa, estar triste por toda la situación de que muriera, pero, no tiene sentido, ¿sabes? Porque es lo que es. Es lo que es. Ella no está conmigo...es lo que es" dice la joven madre.
La mujer se mostró resuelta a enfrentar con la mejor actitud las consecuencias del terrible acto en el que estuvo involucrada y del que fue copartícipe.
En uno de los momentos en el que hablo sobre cómo Arely estuvo a su lado mientras moría, mostró el tatuaje del nombre de su hija sobre su pecho, junto con la fecha de nacimiento de la pequeña.
"No me preocupo mucho porque Dios sabe la verdad y la verdad siempre sale a la luz", dice con resignación.
La mujer enfrenta una condena de hasta 25 años por ejercer fuerza física sobre un menor de edad con resultados letales.
Información de New York Post.
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