A veces la esencia de un ser querido puede encapsularse en pocas palabras
La muerte de un padre es uno de los eventos más difíciles que cualquiera puede atravesar. Sin embargo, el dolor de la pérdida no siempre se manifiesta con lamentaciones, como demostró la escritora Caity Weaver, de 33 años, en un excepcional obituario que dedicó a su madre fallecida y que ha sacudido a miles de internautas en Twitter, reportó The New York Post.
Weaver es una periodista que trabaja para el New York Times, sin embargo, su talento alcanzó a conmover a cientos de personas tras hacer una despedida sincera y enternecedora a su mamá, la Dra. Maureen Brennan-Weaver, quien falleció el 14 de junio, a los 65 años de edad.El obituario fue publicado en un periódico de Pensilvania, pero tras ser compartido por Caity en la red social, generó incontables reacciones hasta alcanzar más de 30 mil "Likes".
"La Dr. Maureen Brennan-Weaver falleció en su hogar de Harrisburg el 14 de junio, sorprendiendo a todos por llegar temprano a algo por primera vez en su vida", abre con humor el homenaje escrito.
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El texto hace un retrato de la médica, calificándola como una tía ruidosa para sus sobrinos, y una mujer que aún con su deterioro de salud, se hizo "cargo" de los cuidados emocionales de su esposo por 33 años.
"Ella escogió pediatría para tener libres las fechas importantes, pero aún así se olvidaba de agendarlas", continúa describiendo la autora, "Ella era querida por sus pacientes, quienes le hacían comidas caseras que ocasionalmente aceptaba como método de pago".
La hija única combinó un gran sentido del humor con impresiones sobre la personalidad de su madre por parte de quienes la conocieron en vida, para crear una imagen excepcional de la difunta:
"No podía dejar de comprarle zapatos a sus pacientes si caía en cuenta de lo que necesitaban mientras andaba de compras. Ella era firme con no aceptar llamadas en casa, salvo para los pacientes que 'realmente le agradaban'; de estos, hubo tantos que tenía que agendar días enteros para nada más conversar desde casa".
La generosidad de la doctora al momento de hacer las compras demostraba sus verdaderos sentimientos por sus seres queridos:
"Si mencionabas algo que te gustaba, ella podía conseguirte hasta 11 si las encontraba a buen precio. Engrapaba cupones para pañales en el pasillo de bebés del supermercado. Hace años, obtuvo una enorme caja llena de cepillos para dientes por unos centavos. Desde entonces ha mantenido los dientes de su familia limpios".
Su hija la describió como "ruidosamente divertida y patológicamente generosa", afirmando además que su risa podría "penetrar a través de cualquier habitación". Por último, el texto cierra de forma igualmente emotiva:
"Ninguna cantidad de tiempo junto a la asombrosa Maureen habría sido suficiente para sus familiares y amigos, aunque nos regaló suficientes cepillos para los dientes y recuerdos que durarán muchas vidas. ¡Ay, cuánto la amamos!"
La respuesta de los lectores fue abrumadoramente positiva, siendo muchos de ellos conmovidos hasta el llanto. Algunos desconocidos externaron sus condolencias e impresiones a la escritora, como "qué obituario tan más precioso, divertido, alegre y profundamente triste", mientras que otro le dijo "este obituario me hizo reír hasta las lágrimas. La extraño y ni siquiera la conocí".
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