Informar a las personas sobre las tácticas recurrentes de la desinformación probó ser exitoso
Este miércoles, un equipo de investigadores de las universidades británicas de Cambridge y Bristol publicaron los resultados de un experimento que hicieron a casi 30 mil personas para encontrar la mejor forma de contrarrestar la influencia de contenidos de desinformación en YouTube.
El experimento fue hecho en conjunto con la plataforma de videos de Google y con Jigsaw, compañía subsidiaria del gigante de servicios por Internet. El objetivo era hallar una forma para persuadir a los participantes de mantenerse alejados del material más polémico del sitio web.
De entre varias medidas que emplearon, la que dio soluciones más contundentes fue el concepto conocido como "pre-bunking". De reciente creación, este término implica que los usuarios de Internet sean informados previamente sobre las formas de manipulación que existen en línea, para que así las identifiquen y se protegan de ellas al navegar por redes.
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La teoría fue aplicada de la siguiente forma: a los objetos de estudio se les hizo ver videos promocionales de 90 segundos antes de sus contenidos de YouTube, donde se les informaba sobre tácticas de desinformación que podrían encontrar en la plataforma.
Los anuncios no se centraban en un tipo de contenido en específico, buscando enseñar a los espectadores los diferentes tipos de tergiveración que puede haber en la retórica, así como su suo en campañas con fines de propagar mentiras.
Entre las características, se destacaron la manipulación emocional del lenguaje, las dicotomías falsas, los ataques sin fundamentos, el retractarse ante hechos no sustentados, y las incoherencias. Luego de ver estos clips breves, los participantes fueron expuestos a distintas publicaciones en redes, algunas manipuladoras y otras neutras, preguntándoles al final un rating de confianza al contenido.
Los anuncios informativos funcionaron bien, pues los participantes pudieron incrementar sus probabilidades de discernir contenidos falsos hasta 5% a comparación de otros métodos. El ejercicio se llevó a cabo tanto en laboratorios como en escenarios del mundo real, donde la exposición a mentiras es recurrente.
Según Jon Roozenbeek, uno de los científicos líderes de la investigación, el proceso fue efectivo tanto en personas de ideología política conservadora, como de tendencias más liberales; también con gente de diferentes niveles de educación, y distintos tipos de personalidad.
Según las conclusiones del estudio, este método sería el más efectivo en la actualidad para combatir la desiformación, ya que otros recursos como la comprobación de fuentes carecen del nivel de impacto suficiente para convencer a la población general de ser más cautelosos con lo que consumen en Internet.
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