La élite tecnológica se prepara para el fin de la civilización: Experto

Una de los pensadores contemporáneos más buscados dio  su punto de vista sobre el futuro del planeta 

Douglas Rushkoff es un intelectual de Nueva York que se ha ganado un lugar privilegiado en la opinión pública gracias a sus estudios sobre cultura ciberpunk y lo último en tecnología y redes, en donde es considerado por un experto.

Hace 6 años, Rushkoff acudió a un resort escondido en el desierto de California para impartir una conferencia. Sin embargo, ya en el sitio se dio cuenta de que en realidad lo habían convocado a una reunión privada y secreta con cinco ejecutivos milmillonarios. Estos querían debatir cómo podrían sobrevivir a un fin del mundo, desde dónde ubicar sus refugios, hasta cuál era la amenaza más probable de llevar a cabo este cataclismo.

Para Rushkoff, este momento le dejó en claro que nombres poderosos de la industria tecnológica como Mark Zuckerberg, Elon Musk o Jeff Bezos en realidad no están en busca de ayudar a la humanidad en lo absoluto, sino en idear planes absurdos sobre cómo prolongar sus vidas y poderío, según una entrevista reciente que concedió para El País.

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Esto es lo que harán los milmillonarios para evitar el apocalipsis

Rushkoff abordó en su nuevo libro La supervivencia de los más ricos ideas respecto a ese encuentro y a los planes que muchos grandes nombres empresariales tienen sobre cómo atender las principales amenazas de la civilización, como el colapso medioambiental, la aparición de un virus imparable, un sabotaje informático de escala bíblica o una hipotética rebelión de las máquinas.

Según Rushkoff, los milmillonarios están buscando alternativas más allá de refugiarse para sobrevivir, como son los siguientes casos:

Rushkoff definió esta forma de pensar como una "mentalidad" específica de estas personas:

"Es la idea de que, con suficiente dinero y tecnología, los milmillonarios pueden escapar de los daños que están causando con sus empresas. Es pensar que siempre hay otra solución tecnológica o de mercado para los grandes problemas sociales y medioambientales. Y que el individuo rico puede seguir elevándose por encima del resto".

Para Rushkoff, se trata de una forma extrema de ateísmo, donde los humanos son vistos como objetos materiales sin alma, donde el sentido de la realidad es inexistente, pues la existencia se reduce a información que puede ser difundida en genes y otros medios electrónicos.

En cuanto a soluciones, Rushkoff se mantiene escéptico sobre si la humanidad podrá enfrentar sus problemas, aunque dejó en claro que duda que alguno de los planes de las figuras anteriores sea exitoso. En su lugar, Rushkoff apeló a la búsqueda de un cambio en las relaciones que las personas sostienen con el mundo, pues es allí donde se pueden encarar los retos del mañana.

"Si un adicto no detiene su adicción (en referencia a los hábitos consumistas y mercantiles de la actualidad), al final morirá. Puede que no podemos evitar la catástrofe, pero podemos elegir cómo nos enfrentamos a ella. ¿Vamos a hacerlo como seres humanos compasivos que se cuidan los unos a los otros, o iremos cada uno por su lado? Eso lo determinará todo". 

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