Fue una manera de encarar el hostigamiento en redes
La influencer, modelo y creadora de contenidos Lindsey Pelas, de 31 años de edad, compartió para The New York Post sobre sus experiencias lidiando con acosadores en redes sociales, destacando la anécdota de cuando expuso a uno que la amenazaba de forma particularmente alarmante.
La mujer admitió que dedicarse al negocio donde su físico juega un papel importante ha atraído a un número alto e indeseable de personas que se sienten con la confianza de hablarle directamente a través de mensajes privados. Esto en el mejor de los casos deriva en experiencias incómodas, mientras que en otros ha recibido amenazas de muerte o de violencia que la han puesto en situaciones terroríficas.
"Me abusaban de forma constante. Me decían que necesitaba cirugía plástica, que me había hecho cirugía plástica. Se me decían toda clase de contradicciones sólo para afectarme", expuso, "algunas personas me escriben todos los días, cosas de psicópatas. Amenazas, personas que me odian, gente espantosa, que rezan por mi fracaso".
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Destacó que la mayoría de esos mensajes abusivos provienen de hombres, señalando además que las mujeres "no buscan tanto lastimarme". Por ello, tras años de esta clase de tratos, Pelas no lo pensó dos veces al momento de exponer a uno de sus críticos más severos.
Como este sujeto no dejaba de enviarle mensajes alarmantes, Pelas decidió contactar a su empresa tras revisar el perfil del hombre en LinkedIn. Sobre todo, porque temía que mujeres trabajando con él fueran expuestas a un trato igual de indignante.
Tras dar con el perfil de quien era el jefe del acosador, Pelas le envió los mensajes que había recibido de parte del presunto, obteniendo como respuesta la promesa de una investigación al respecto. Poco después, se enteró de que lo habían despedido de la compañía.
La creadora de contenido apresuró a señalar que ya no tolerará ninguna clase de comportamiento hipócrita por parte de la industria del entretenimiento, pues reafirmó que en su caso y el de muchas otras mujeres, se benefician monetariamente de sus cuerpos para después condenarlas por el mismo oficio. Actualmente, busca crear ambientes de trabajo seguros para ella como para otras que se desenvuelven en el mismo giro.
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