Trabajadores de la famosa red social afirman sentirse descontentos ante la posibilidad de que Musk adquiera la compañía
Empleados de Twitter se muestran inconformes con la posibilidad de que Elon Musk se convierta en su nuevo jefe, reporta The New York Times. Esto debido a los cambios que supondría la llegada de Musk en las políticas de privacidad y la transición de un enfoque público a uno privado en el servicio que ofrece la red social.
Además, el medio estadounidense reporta que otro de los motivos del clima de incertidumbre entre los trabajadores de Twitter es que los han mantenido sin información de la negociación que la empresa sostiene con Musk y lo que supondría para ellos.
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Empleados de Twitter han intentado buscar respuestas con su jefe ejecutivo, Parag Agrawal; con Elon Musk mediante tweets e incluso con el encargado de manejar las acciones de la bolsa, Charles Schwab. Pese a todos los intentos, no han obtenido claridad.
Normalmente, durante las compras de empresas y cambios en las mesas directivas es común que los subalternos no reciban detalles del proceso hasta finalizadas las negociaciones. Sin embargo, para los 7000 empleados de Twitter el desarrollo de este negocio representa una digresión de los ideales sobre los que trabajaban.
Musk sería un retroceso
En la nota se menciona que otra de las cuestiones que preocupan a los empleados es que el cambio supondría un retroceso en todos los esfuerzos que la compañía ha emprendido en años recientes para hacer más seguro el servicio, en particular, en la lucha contra el acoso y los discursos de odio y desinformación.
El conflicto, apunta el medio, radica en que incluso cuando hay empleados que se muestran emocionados ante la idea de la llegada de Musk, al final supondría trabajar bajo un enfoque muy diferente al que habían estado haciendo.
Por último, existe una división en cuanto a la percepción del magnate sudafricano. De acuerdo a una encuesta hecha por el medio, un 40% se muestra indiferente, mientras que la mitad restante se divide entre quienes aman a Musk (27%) y entre quienes lo odian (27%).
Modificar la flexibilidad para hacer trabajo desde casa (rechazada en el pasado por Musk), la afectación de la compañía en la bolsa (donde la mayoría de los trabajadores tienen acciones) y el posible traslado de los cuarteles generales a Texas, donde Musk llevó a su compañía Tesla, son otras inseguridades que mantienen al margen a todos dentro de Twitter.
El consejero general de la empresa de posts breves, Sean Edgett, intentó apaciguar las inconformidades afirmando que cualquier comprador de la compañía tendría que mantener “equidad” con los empleados de Twitter en cuanto a sus ingresos, o en su caso ofrecer la compensación correspondiente, asegurando que aún se hallan en etapas tempranas para asegurar cualquier cosa.
Sea cual sea el resultado, en caso de concretarse la compra de Twitter, ésta no volverá a ser la red social ni la empresa que conocemos.
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