Una de las personas que formaron parte de la historia que inspiró a la serie alegó discrepancias con la producción
Netflix ha sufrido una demanda por su serie "Inventando a Anna", basada en la historia real de Anna Sorokin, quien engañó a la alta sociedad de Nueva York tras fingir una fortuna y un estilo de vida lujoso; Rachel Williams, asociada de Sorokin en la vida real, interpuso la querella contra la plataforma de streaming por la manera en que la retrataron en la ficción, informó THR.
"Inventando a Anna" está basado en un artículo de la revista The New Yorker publicado en 2018, donde se hizo un recuento detallado de las estafas de Sorokin, quien utilizaba el nombre falso de Anna Delvey para sus engaños. En la serie, el personaje inventa el trasfondo de ser una heredera alemana para así defraudar a bancos de Estados Unidos por millones de dólares, con tal de mantener su estilo de vida despampanante.
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La demandante trabajaba como editora de foto para la revista Vanity Fair y en el pasado publicó un artículo sobre su relación con Sorokin, quien fuera su amiga, previo a la nota de The New Yorker; Williams afirma que la imagen que se ofrece de ella es completamente inventada. En la ficción se le retrata como una amiga desleal y oportunista que no duda en deslindarse de Sorokin tan pronto deja de recibir beneficios de ella.
"Esta demanda mostrará que Netflix hizo decisiones deliberadas con fines dramáticos para mostrar a Williams haciendo o diciendo cosas que la reflejan como codiciosa, elitista, traidora, deshonesta, cobarde, manipuladora y aventajada", se lee en el documento legal hecho ante una corte federal de Delaware.
En el pasado, el equipo detrás de la ficción confesó haberse tomado licencias para reflejar la historia que pensaban contar, incluyendo a la creadora de la serie y a la actriz que interpreta a Williams, Katie Lowes. De acuerdo con Rachel, la razón que llevaron a su distanciamento con Sorokin fue el enterarse de sus estafas criminales.
Según el medio, los casos de difamación en Estados Unidos contra grandes empresas o figuras públicas son difíciles ganarse, ya que se debe comprobar con pruebas fehacientes (como testimonios) de que hubo intenciones de hacer representaciones con malicia en obras artísticas. Personalidades que han intentado llevar a cabo acciones así, como Donald Trump o un personaje de "El lobo de Wall Street" no han tenido éxito en sus litigios.
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